Iberoamérica es la principal candidata a ocupar el puesto de Asia como área económica más dinámica del mundo. De hecho, el Foro de Davos ha concluido en su informe anual sobre competitividad, basado en la opinión de más de 13.000 empresarios y en datos oficiales, que vivimos “la década de América Latina”.
Latinoamérica sustituiría por tanto a Asia como motor de la economía mundial. Las economías emergentes del mayor continente dan síntomas de agotamiento que añadir a la mala situación de las de los países desarrolladas. Por el contrario, América Latina demuestra solidez económica y financiera frente a la crisis que sacude el resto del mundo.
Cabe destacar el papel de México y Perú. La economía del primero es un referente de avance gracias a su desarrollo tecnológico, su sistema financiero y las oportunidades de creación de empresas. El segundo, destaca por su control de la inflación y del déficit público.
Según el informe de competividad del Foro de Davos, América Latina tiene como principales fortalezas su estabilidad macroeconómica y su cada vez más dinámico mercado interior. Otros puntales de su avance son su sistema financiero y sus importaciones, así como sus exportaciones de materia prima a China.
Pese a su gran avance, la región tiene muchos puntos de mejora que afrontar. Entre ellos cabe reseñar la percepción de inseguridad que provoca, su dependencia importadora de los EE.UU., su aún débil estructura institucional, su insuficiente desarrollo infraestructural y su baja productividad laboral.
Según el Foro de Davos, Iberoamérica tiene un gran reto en la innovación. Asia aún le aventaja holgadamente en este aspecto. Brasil y Chile son los dos países mejor situados a este respecto.
