Facebook, ¿al servicio de todos o al de unos pocos?

Facebook, ¿al servicio de todos o al de unos pocos?

En octubre de 2011, Randi Zuckerberg, cofundadora y primera jefa de marketing de Facebook (además de hermana de Mark), visitó Barcelona. Entonces manifestó que con la célebre red social han creado “un valor para todos”.  Según Randi, “no se trata de que yo venda mi vida, sino de que todos participemos para hacer mejor la vida de todos”. Y no estaba mal esa premisa, especialmente dicha en una gran capital de un país con más de un 20% de parados y graves desequilibrios socioeconómicos.

Ya entonces, Facebook contaba entre sus accionistas con Paul David Hewson, Bono, vocalista de U2 famoso tanto por su música como por su humanismo. No en vano, su labor en pos de la cancelación de la deuda externa del Tercer Mundo le ha valido dos nominaciones consecutivas al Premio Nobel de la Paz.

Facebook se presenta por tanto como un vehículo para hacer mejor la vida de todos. La red social democrática, un vehículo de la expresión libre, independiente y comunitaria del pueblo frente a sus problemas, como las nefastas consecuencias de las burbujas macroeconómicas y los tejemanejes que las causaron. Una esperanza para el avance social.

Pero he aquí que Facebook, con unos beneficios de mil millones de dólares en 2011, salió el viernes 18 de mayo a bolsa con un valor de mercado inicial de 104.000 millones de dólares. Es decir, más de 100 veces sus beneficios anuales.

Antes de analizar las cifras, es preceptivo apuntar que una red orientada a propiciar sinergias sociales a nivel macro debería ser independiente, no subyugada a un mercado financiero controlado por la especulación ejercida por unos pocos.  Ahora retomemos los números.

Los analistas reconocen la dificultad de valorar una empresa cuyo principal activo son sus usuarios: 900 millones de personas. Pero en todo caso, y a ojo de buen cubero, el precio se antoja descabellado al ponderar que de media cada usuario reporta unos ingresos de apenas 5 dólares anuales a la compañía. ¿Entonces por qué se valora a cada uno en más de 115 dólares? ¿Y por qué a principios de 2011, cuando Goldman Sachs y sus clientes entraron en el capital, se valoró a Facebook en 50.000 millones de dólares, menos de la mitad del valor de salida a bolsa? ¿Y por qué la irrupción de Morgan Stanley y JP Morgan en escena también ha coincidido con una subida brutal en la valoración de la compañía?

La volubilidad de cifras levanta sospechas sobre una nueva burbuja en el océano de una de las peores crisis económicas que han sacudido este planeta. Una burbuja que sería inflada desde “el valor para todos” expuesto por Randi Zuckerberg. Sería paradójico. Lo irrefutable es que Facebook con su salida a bolsa es al menos un valor para unos pocos, como el propio Bono. El líder de U2 adquirió en 2010, mediante su fondo de inversión Elevation Partners, un 1,5% de la compañía por 120 millones de dólares. Al precio de salida a bolsa, habría ganado unos 1.400 millones de dólares en dos años. Desde luego Facebook es un ingente valor para él.  Y para todos aquellos que gracias a las expectativas generadas (por unos pocos, casualmente los mismos de siempre) y merced a una valoración inicial insustancial, vendieron sus acciones (con un precio de partida de 38 dólares cada una) en los primeros minutos de la sesión del Nasdaq del pasado viernes. A los pocos minutos el precio por acción llegó a 43 dólares, para luego caer irremisiblemente.

Esa dinámica de beneficios a corto plazo, de pelotazo, recuerda a las mismas que han viciado la actividad económica de los países desarrollados y deparado serios agravios a la mayoría de estratos sociales. Esa es la dinámica en la que unos pocos participan para hacer mejor aún su vida a base de empeorar la de la mayoría. Pero, ¿Facebook no hacía lo contrario?