Río+20 se inaugura oficialmente en Rio de Janeiro el próximo miércoles. En ella se mezclan esperanza y miedo bajo la sombra de la crisis global.
Esta conferencia es impulsada por las Naciones Unidas con motivo de analizar e intentar resolver los grandes temas de la defensa del planeta. Tiene lugar 20 años después de Eco92, también celebrada en la capital carioca.
En Rio+20 contará con la representación de 128 países. En ella concurren multitud de propuestas, entre otras las de cien academias de ciencias de todo el mundo. También miles de ONG ambientalistas movilizadas y otras organizaciones preocupadas por nuestro planeta y por los efectos que un crecimiento no sostenible pueda acarrear.
Cabe destacar la propuesta paraguaya: el Desarrollo Verde. Por primera vez Paraguay presentará un documento en el que se sienta postura sobre el desarrollo sustentable ambiental a nivel mundial y sobre la protección del mismo.
El documento fue redactado por representantes de instituciones públicas y privadas. Será debatido en la Conferencia de Naciones Unidas sobre Desarrollo Sustentable.
La consideración paraguaya sobre desarrollo verde implica un fuerte cambio de paradigma en la visión tradicional del desarrollo, hacia una visión inspirada en el profundo respeto hacia bienes ambientales, como el patrimonio social de nuestros pueblos. Así lo ha expresado el ministro de la Secretaría del Ambiente (Seam) paraguaya, Oscar Rivas.
El concepto innovador de Desarrollo Verde es más integral que el de Economía Verde. El Desarrollo Verde, articula aspectos económicos (economía verde), aspectos sociales y aspectos ecológicos en una perfecta sinergia.
En el desarrollo verde, la participación social es esencial; los trabajadores, mujeres, campesinos, pueblos indígenas, jóvenes, científicos y todos los sectores de la sociedad, contribuyen a una nueva forma de convivencia ciudadana, en diversidad y armonía con la naturaleza.
El objetivo es alcanzar el buen vivir desde el respeto a la naturaleza de la que somos parte y que es vital para nuestra existencia. Los mecanismos de mercado se han mostrado incapaces de contribuir a una distribución equitativa de la riqueza entre los seres humanos. No se puede aplicar un enfoque de mercado para resolver el desequilibrio socioambiental.
Río+20 se ha empezado a mover entre la ilusión de nuevas decisiones a nivel mundial y un cierto desencanto viendo, como subraya la prensa, que en la Conferencia “sobran temas y faltan consensos”, sobre todo de los que más pesan a la hora de las decisiones finales.
