¿Puede una niñera cambiar la política de un gran banco?

¿Puede una niñera cambiar la política de un gran banco?

La gente tiene mucho poder frente a los sistemas económico sociales en los que vive. Sin embargo, tiende a desconocer esa potencia, y que ésta reside en la organización del colectivo en función de intereses comunes.

¿Dónde reside la fuerza de la gente?

La unión hace la fuerza. Esa idea de base fue la que llevó a Ben Rattray, un joven californiano, a crear Change.org, hoy en día la plataforma de activismo más grande del mundo y él una de las 100 personas más influyentes del planeta, según la revista Time.

¿Qué es Change.org?

Es una empresa social en cuyo portal web cualquier persona puede iniciar una petición para cambiar su entorno. Estas peticiones son suscritas mediante firmas online por parte de ciudadanos que compartan ese deseo de cambio. Esas peticiones conjuntas presionan poderosamente a gobiernos, empresas, instituciones y otras organizaciones.

¿Qué puede llegar a hacer esta plataforma?

Según Rattray , “problemas a gran escala se solventan a pequeña escala con apoyos globales”. A Molly Katchpole, un niñera de 22 años, le pareció un abuso que el gran Bank of America cobrara 5 euros de comisión a su tarjeta de crédito. En vez  de cruzarse de brazos ante esa situación, se movilizó. Creo una petición en Change.org que fue respaldada por unas 300.000 personas. Un mes después, el banco retiró ese tipo de comisiones. De hecho, incluso otros bancos han prescindido de comisiones similares.

¿Qué apoyo y repercusión tiene Change.org?

Esta plataforma de activismo ha cursado ya unas 100.000 peticiones; cifra que pronto superara con creces, ya que recibe unas 15.000 peticiones al mes. Change.org es reconocida en más de 150 países y cuenta con más de 10 millones de usuarios registrados. Dos millones de personas nuevas firman cada mes para respaldar alguna petición. Según Rattray “cien millones de usuarios sería una palanca invencible.”

Las cosas pueden cambiarse

Gracias los avances en la comunicación, nunca antes la ciudadanía había tenido tanta capacidad para cambiar las cosas. De nosotros mismos, de nuestra iniciativa y organización depende lograrlo.